La Gomera es una de las islas volcánicas más bellas del archipiélago.
Y aunque es el tercero más joven de las Islas Canarias, el volcán está extinto. Dejó de entrar en erupción hace unos 3 millones de años.
Hasta el día de hoy, los científicos no pueden ponerse de acuerdo sobre el origen de los habitantes originales de La Gomera. Esto deja mucho espacio para explicaciones hipotéticas y fantasmales. Las leyendas aún abundan sobre la isla de los felices.
Una cosa de la que podemos estar seguros es que los fenicios, provenientes de lo que hoy se conoce como Cádiz, fueron marineros audaces, que exploraron el Océano Atlántico entre 1100-800 a. C. y muy probablemente fueron los que descubrieron todas las Islas Canarias.
Desde 5000 a. C., los primeros colonos desembarcaron en La Gomera. No está claro si procedían de las tribus berlanas del norte de África o si formaban parte de la cultura megalítica. También se desconoce si el asentamiento fue parte de una migración específica.
Se supone que los antiguos habitantes de la isla, también conocidos como “guanches”, no tenían contacto con África ni con las islas vecinas.
Vivieron una vida pacífica en una cultura de la edad de piedra. En su mayoría eran granjeros y pastores, que también se mantenían pescando.
La estructura social de los antiguos canarios, que se basaba en el principio de igualdad, se considera altamente desarrollada.
La conquista española de La Gomera comenzó en 1404, después de que el aristócrata normando Jean de Bethencourt anexara Lanzarote y Fuerteventura a la Corona española.
En 1404, Bethencourt intentó invadir La Gomera, pero fracasó debido a la amarga resistencia de los nativos. Un ataque en un momento posterior logró someter a dos de las cuatro tribus.
La autoridad española cambió muchas veces, hasta que Hernán de Peraza, junto con la bella Beatriz de Bobadilla, gobernó sobre La Gomera en 1447.